Se asemeja al otoño o al tardío verano,
vive de inviernos pero es primavera.
La chica del aro dorado,
que vive aqui a mi lado,
se hace fugaz en sueños,
mientras recorre su camino circular,
estrellando el oro con sus lagrimas,
sólo para verlo brillar y luego sonreir.
Y de su sonrisa no hablan muchos,
solo los ciegos y los pobres,
los dementes y exhiliados,
los bárbaros y los esclavos.
Y es que, la chica del aro dorado,
que vive de este lado,
no sabe que cura y enriquece,
libera y ennoblece...
sólo sabe que sonrie para hacer brillar
la pequeña estrella que a su mano ha de guiar.
Y si de sueños he hablado,
pues de este he despertado.
Muchos años han pasado y mil campanas han sonado,
las de las 12 y las de las 6.
Dos meriendas al dia y algunas visitas al mes,
muchos otoños y tardíos veranos,
algunos inviernos y contadas primaveras,
sonrisas dementes y miradas de ciegos...
me separan de la chica de al lado y su aro dorado,
quien, aún en sueños, me hacía sentir acompañado.
martes, 5 de agosto de 2008
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