miércoles, 11 de julio de 2007

Para no olvidar



La imagen de arriba no es obra de un alcalde en busca de aprobación con el reparchado de pistas, ni siquiera es el inicio de la construccion de una pileta barroca, fitomórfica y con los colores del arco iris en caida libre. No!, la 'pequeña' zanja que ven ahi es producto de un coche-bomba en Lima-Perú a inicios de los 90's, especificamente es el cruce de las avenidas Juan de Arona y Rivera Navarrete en San Isidro...¿Quee?...Si, exacto, a media cuadra de donde te comes unas ricas empanadas de Cordon Bleu o de Lomito, a media cuadra de donde te 'empujas' tu rico cebichito acidito y con rocotito del 'Escondite del Gordo', a una cuadra donde llegas con tu 4x4 a tragar las mejores carnes y los mejores vinos de 'La Carreta', en fin, es el centro empresarial, el Lima Trade Center, lleno de oficinas de bancos, aseguradoras, empresas de telecomunicaciones, etc.

En la foto pueden apreciar la esquina izquierda, donde actualmente se encuentra el BCP, y en la derecha donde actualmente esta una agencia de Claro (esto para que se ubiquen mejor).

El terrorismo llegó con fuerza a la capital a inicios de los años 90 mostrando a los limeños una realidad que años atras ya vivia el resto del Perú.

Esta foto forma parte de la repuesta exposición "Yuyanapaq. Para recordar" en el Museo de la Nación, en la que nos muestra, con fotos, 20 años de violencia en el Perú, sucesos marcados por la intolerancia y el abuso del poder.

Es necesario conocer y respetar las costumbres y las necesidades de los demás, es necesario el diálogo permanente para el acuerdo común, es necesario el dar para recibir y es necesario también no olvidar para poder construir.

¿Es necesario que diga más?



"Yuyanapaq. Para recordar". Museo de la Nación
Horario: 9:00 a 17:30 horas.

Enlaces relacionados:
Defensoría del Pueblo
Lima en la espiral de la violencia
20 años de asesinatos en Perú

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esos años de violencia que vivió nuestro país jamás se deben olvidar, y dejar de ser indeferentes ante el dolor ajeno, el de hermanos peruanos que vivieron en carne propia el horror de la guerra subversiva.